Crónicas del viaje de un loco…(38) Día 8 de la Travesía…Lo desconocido…(2)

Crónicas del viaje de un loco…(38)

Día 8 de la Travesía…Lo desconocido…(2)

Considero que sería medianoche cuando mis ojitos empezaron a decirme tenemos sueño. Suelo resistirme a dormir, ya que desconozco si voy a despertarme y es cómo si me quedaran ganas de seguir viviendo, de seguir curioseando. Pero aparece Morfeo (36), al que nunca vi y me da el último garrotazo para dormirme, ese creo.

La última imagen que recuerdo de antes de cerrar las persianas de piel, era de una noche cerrada, lloviendo con truenos, rayos cayendo, y aún el horizonte a la distancia encendido, por lo que yo creo un fuego inmenso. Supongo que mañana me enteraré, ya que mi brújula de viaje apunta hacia ese lugar.

Mis últimas reflexiones apuntaron a pensar en que el hombre, en general, necesita explicaciones, no soporta lo desconocido.

Es cómo si tuviera que tener conocida y dominada toda escena, todo lo que sucede a su alrededor o en el mundo entero.

Pero esto provoca una controversia, que expongo, y se hace necesario, qué cada uno de nosotros lo aclare y acepte lo que crea.

Tratamos a través de métodos científicos de clarificar fenómenos, de hacer observaciones rigurosas de comportamientos de la naturaleza, investigamos con proyectos tecnológicos cada vez más complejos y renovamos búsquedas y experimentaciones.

Ahora, a la hora de hablar de los Dioses, no sabemos cómo, ni porqué, nos aferramos a imágenes, estampas, íconos y templos religiosos. Escenas e historias de las que jamás participamos.

Y fundamentamos esto con la existencia de la fe y la esperanza.

Muchos, seguramente podrían estar aquí en este momento rezando porque acabe la tormenta, porque un rayo no caiga sobre el techo de la Kangumovil, por que no suba la marea y me lleve. Para mí es solo una tormenta. No rezo, disfruto del escenario. Dos fuerzas desconocidas en su magnitud y efectos que se encuentran en este momento: La Naturaleza y La esperanza.

Si hasta aquí me ha sido complejo explicar lo desconocido, les cuento como sigue esta noche.

A las tres de la madrugada, escucho voces de un grupo de personas, muy cercanas a mi Hotelito viajero. Ya no llovía y el cielo se había despejado mostraba tantas estrellas que no creo me alcance lo que me queda de vida para contarlas. Tengo el recuerdo de haber visto antes tres cielos nocturnos parecidos. 1986 Tilcara, 2002 Itaparica, 2006 en Pergamino. El horizonte también había cambiado y ya no se veía esa línea roja encendida.

Hablaban en un tono de asombro que me hizo salir para acercarme a ellos y descubrir de qué se trataba. Los cinco estaban sacando almejas de la playa y miraban el cielo con sus baldes en mano, señalando hacía un lugar en el que de la nada aparecía una luz y seguía una línea de continuidad de otras que emergían del altísimo cielo. Empezamos a contarlas, ya que cada diez segundos aparecía otra y otras. Contamos unas veinte, y se sumaron tres personas más para testificar. Busqué mi cámara para poder fotografiar, pero en una noche tan cerrada, es imposible registrar el cielo.

Para todos se trataba de OVNIS, un cada uno aportaba su conocimiento o su miedo. Todo debe haber durado cinco minutos. Mi sensación respecto de lo desconocido, aumentó. Pero además se agrega la inmensidad. Y la nula posibilidad de hacer algo o entenderlo de inmediato.

En síntesis, me duermo en un escenario para despertar en otro. Desconozco qué pasó en el medio. Si fue la Naturaleza o si fue algún Dios. Yo puedo testificar sobre los cambios, y aceptarlos como si me estuviera entreteniendo con una lectura de algún texto de Julio Verne.

No tardé en volver a dormirme, lo único que deseé fue no ser abducido, ya que quiero completar el viaje sea como sea.

Por la mañana, me acerqué al único Parador llamado Nehuen que hay en esa playa y pregunté sobre el fenómeno de avistaje en la noche. Me dijeron que es habitual y que mucha gente se instala aún en invierno, donde hace mucho frío, para tratar de ver alguno.

Algo pasa siempre, y no sabemos de qué se trata.

Temprano salí para el sur…

La seguimos…

Imagen propia.

(36) Dios griego de los sueños. Encargado de llevarle sueños a los emperadores y reyes. Pequeña tarea la de este Dios.

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