Antes de organizar la breve partida hacía la nueva playa (para mí) y revisando mis ideas frente al mar, se me ocurrió que, también sería bueno marcar la diferencia entre deseo y fantasía.
Supongo qué ya ha quedado claro la línea de conversación “Deseo-sueño-proyecto”.
Una fantasía es un modo de reconstruir o de deformar la lógica de la realidad a partir de la imaginación, para organizar ficcionalmente un hecho que nos agradaría que suceda. Tiene una base de ilusión en cada ego, lo que hace que esta fantasía sea única e íntima.
Todos deseamos comer algo, por ejemplo. Algo que existe; dulce de leche, papas al horno, tomate relleno, asado… Lo que deseamos es posible. Las fantasías posiblemente no se cumplan, o se cumplan en parte. Para sintetizar y seguir disfrutando de la playa, se debe desear lo posible, lo demás son fantasías.
La extensión de la Playa de las Conchillas es unos 12 kilómetros, con dos paradores y sin servicio de guardavidas. Muchas motor home, 4×4, micros y carpas hacen noche. También algunos autos, ya que la playa puede ser transitada en vehículo debido a la firmeza que dan las conchillas a la arena. No hay vegetación alta, solo arbustillos en los médanos, por lo que hay que procurarse de sombra.
Se viene publicitando el lugar como “Costa agreste”, lo que está bien. Y pude observar muchos pescadores sobre la orilla y en lanchas.
El humo que se ve en el horizonte mirando al sur, sigue creciendo.
Mi próximo destino es pasar la tarde en Punta Perdices, a unos 7 kilómetros y volver para hacer noche aquí.
Un poco después de las 3 pm y con el sol bien alto, arribé a Punta Perdices y me animé a una gran caminata por esas playas tan solitarias. Había unas 10 personas y muchos lobos marinos.
Allí conocí y compartimos una intensa charla con Rodrigo, un viajero en bici que venía del norte rumbo a su casa en Comodoro Rivadavia.