Seguramente a esta altura de los acontecimientos y en pleno siglo XXI, a nadie se le escapa el concepto de familia ensamblada. Cada nueva familia a partir de la viudez de uno de los integrantes de un matrimonio, a partir de una separación o de un alejamiento, inicia lo que se ha dado en llamar una familia de esa denominación.
Y se le dice así, debido a las características que esta nueva familia tiene. Recordemos que lo anterior a esta modalidad tan habitual en nuestra relaciones actuales, es la típica familia urbana, que tambien podría mencionársela como la familia religiosa. Lo que se dice de primeras nupcias. Todo lo que ha venido sucediendo junto a otros cambios sociales ha sufrido estigmatizaciones por salirse de ese modelo. Así las segundas uniones traen consigo nuevas maneras de mirar, de relacionarse particularmente con los nuevos integrantes de esta relación. Vale para ejemplo decir que luego de la disolución de un matrimonio, los hijos, siguen siendo hijos mal que les pese a ellos. Y no son pocos los que acusan a las separaciones, de los conflictos que afectan a nuestros descendientes. Como si mantenerse padeciendo una relación con alguien a quién ya no amas, sea sano.
Con las nuevas parejas, más allá de las formas cama afuera, cama adentro, con papeles o sin papeles, en tu casa o en la mía, empiezan a aparecer nuevos parentescos, nuevas figuras familiares como la madrastra, el padrastro, los hijastros, los hermanastros…
Esta nueva organización familiar posee una estructura y una dinámica propias, diferentes a las de las familias “intactas”.
Aparecen tambien algunas nuevas vicisitudes, conflictos de lealtades y de intereses, necesidades que difieren, cambios o distribución en el poder de mando y manejo de la economía, aprendizajes con nuevas personas, negociaciones o conciliaciones sobre problemas que antes no existían, aceptación del otro en su elección de integridad sexual y un sin fin de detalles. No existe un modelo único de funcionamiento. La experiencia resulta finalmente de lo más humana y en muchos casos de mejor calidad afectiva de lo que se imagina.
Estos modelos familiares han tenido mala prensa y por sobre todo, poco amparo desde las religiones. Tal vez estamos frente a una manera de construir una sociedad sin tanto control y limitaciones.
Y si a esta modalidad de estructura familiar, le agregamos las luchas por los derecho de Género y por los derechos de Integración Sexual no binaria, y le sumamos el lenguaje inclusivo, estamos en un momento de aprender. En un momento de siembra.
Siempre sostuve la idea de qué el que quiera, haga con su culo un pito o una corneta.
elduendeoscar
Escrito para el programa cultural de La casa de Oscar llamado “Al ángulo izquierdo donde duele” de su edición 61 bajo título “La Familia, segunda parte; De la actual a la futura, a emitirse el 22 de setiembre de 2020 por Radio la Plata 90.9