El encierro y esas cosas…
No puedo contar el sueño que tuve. Demasiado erótico. Desperté sobresaltado y excitadísimo. Trataba de entender si la realidad era qué estaba durmiendo o qué realmente era parte de esas escenas de tanto roce. Si bien mi habitación es oscura, lo era más aún hasta que encontré mi reloj pulsera. Encendí el velador y su luz me penetró hasta la nuca. Solo me ocupe, aún muy dormido de ver que eran las 9. La confusión era doble, no solo quería volver a meterme en ese sueño, si no qué también deseaba resolver si era de día o de noche. Preferí retomar las acciones de las que participaba en aquel fogoso dormir, pero cómo siempre, me fue imposible. De a poco me invadió el silencio tan profundo que están teniendo los días. Y mi dudas seguían. Pensé en el porqué de un sueño tan elevadamente provocador y creí interpretar lo sucedido. Sería verdaderamente maravilloso que me sucediera despierto, ya que ahora mis manos no tienen el recuerdo de esos tan cálidos contactos. Son solo imágenes. Y como siempre, si las imágenes no las guardamos o las borramos, nos distraen.
Decidí pensar en alguna de ellas envuelto entre las sabanas. Cerré los ojos para concentrarme y con ciertos defectos fui recobrando una escena donde alguien me lamía los pies. Su lengua recorría de sur a norte toda mi planta. Dejé que me invadiera ese placer y volví a excitarme nuevamente. La sensación era lejana inicialmente, luego mas cercana, hasta que sentí que estaba pasando en ese mismísimo momento, tan casi real. Increíblemente viva.
Me senté en la cama sobre exaltado.
Sera, mi perra, estaba intentando despertarme lamiendo mis pies.
Eran la dos de la tarde…
elduendeoscar
Escrito en LCDO el 22 de mayo de 2020 luego de una tormentosa noche…