El culo entre algodones es imposible

Allá por el año 2009 el mundo sufría el avance de las pestes y había una gran crisis económica a nivel mundial, se acuerdan?

El siguiente texto fue enviado a los amigos de “La casa de Oscar” como parte de la comunicación quincenal.

Setiembre de 2009

El culo entre algodones es imposible

El mundo empieza a convulsionarse. Y tener convulsiones por estos días no es de buen augurio. Lo digo pensando en que ya nadie corre a comprar monedas extranjeras u oro. Hoy se ve gente corriendo a adquirir repelentes y barbijos. Y a los argentinos nos agarra a fin de mes, así que habrá que agudizar el ingenio para poder escapar de tanta malaria. Recuerdo a mi madre aplastando y dando vuelta en un pan de jabón blanco a los pañales de tela que use hasta los primeros dos años de mi vida. Los mismos que luego heredó mi hermana menor, y un tiempo más tarde, mi hermanito. Por suerte, he sido criado dentro de un contexto de humildad donde nada se tiraba. Gracias a eso, empecé a revolver cajones, hasta encontrar los ya delgados y algo viejitos, amados pañales. Prendas que con mucho afecto pensé que usarían mis hijos. Pero no, la tecnología me deparó una frustración y una comodidad extrema, al proponer los pañales descartables. Les propongo buscar entre sus recuerdos, elementos como estos para usar como barbijos o protectores respiratorios. También son validas las enaguas, calzoncillos largos y hasta pequeños soquetes, que si se los recorta bien, zafan. Sé perfectamente que no son muy estéticos, pero, a falta de panes (ya empezaron a escasear los barbijos) buenas son las tortas.

Y pido gancho el que me toca es un chancho, como gritaba en el recreo. Y en este caso, es justamente para evitar que algún chancho se me acerque por las vías respiratorias. Prefiero ser un engrupido por estas épocas, que un engripado. Como repelente, estoy usando el viejo y muy útil, aceite verde (ungüento para caballos que levanta la temperatura a nivel superficial). Ese que usaba para calentar mis músculos antes de cualquier competencia deportiva. Para los que no lo conocen, destila un aroma evidente e imbancable, y hasta ahora no me han picado ni los mosquitos comunes ni los que vienen con sorpresa. Claro que, tampoco me ha dado bola ninguna mina y en los bondis, la gente se mantiene lejana. Pero eso si, si la culpa por un lado es del mosquito, no hay que quitarle ningún merito al chancho. Si señor, aquí la culpa es del chancho. Y si el dengue vino para quedarse, no le hagamos la pierna al porcino. Que ya tenemos un montón de cerdos instalados en lugares claves y parece que se quieren quedar hasta el tercer milenio. Les agrego otra alternativa, para que los fabulosos insectos de vuelo bajo y patas blanquinegras no se arrimen, es la de encender pastizales. Claro que hagámoslo de modo cuidadoso, no sea que por culpa del zumbante visitante callejero reflotemos un nuevo Cromañón. En fin, espero sepan utilizar estas recomendaciones, no junten ni el agua bendita en los floreros, y recuerden que por estas eras “no se puede tener el culo entre algodones”

elduendevenenoso

Texto enviado en setiembre de 2011 a todos los contactos de La Casa de Oscar vía email y leído en el segundo programa 15° Aniversario en la T2 E:63 de Al ángulo izquierdo donde duele» por Radio La Plata 90.9 el 6 de octubre de 2020.

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