Crónicas del viaje de un loco…(24)
Día 4 de la Travesía…(4)…la soledad
Una vez acomodado, me preparé un suculento café doble al que le agregué una media media de whisky. Es que estaba fresca para chomba. Necesitaba acalorar mis pies y el alma, que como ya les dije andaba solita por esos pagos.
Luego de enviarme unos mensajes con amigos. Me puse a escribir en un bello cuaderno que alguna vez me regalara mi amigo y anfitrión, el dibujante Gastón Villalva. El mismo se llama “Cuaderno Interrumpido del duende Oscar”, cuya idea de “Interrumpido” es que dentro del mismo hay paginas con dibujos o frases que provocan una respuesta. Y escribiendo sobre algunas ideas me apareció un dibujo al que respondí…
Miro por la ventanilla que da al mar y me digo “es un día cualquiera, como tantos otros”. Estamos acostumbrados a resaltar fechas y ponerles significantes. En algunas me engancho y acompaño, hay otras que verdaderamente son meramente comerciales y no les pongo fichas. Prefiero armar mis propios rituales y sostenerlos a partir de lo que me emociona de ellos. Por ejemplo, me encanta juntarme con amig@s, charlar, chupar, comer, trasnochar hasta agotarme. Siempre. Y el día del amigo, entonces es un día más. Para los fines de años, te saludan (por el ritual del compromiso), familiares que no ves hace años, conocidos que no saben ni cuando es tu cumpleaños, y quienes dicen conocerte, y no saben ni el nombre de tus hijos. Y en el saludo generalmente te dicen “Feliz año nuevo” y en ningún momento del año te preguntaron cómo estás. Si suena feo, disculpen. No se olviden que estoy solo frente al mar esperando las 0 hora del año 2020.
Armo mi mesa. Una mesa humilde y rica. Queso pan y un escabeche que me regaló Mario, mi yerno (lo hizo la madre). No faltó el vino. Autentico amigo de las mesas argentinas.
Un poco después de la medianoche, el municipio organizó unos fuegos artificiales, que se pudieron ver desde lejos (en la playa) y una fiesta organizada por un parador playero (creo que el de playa 3).
No fue difícil dormir en este sitio, ya que no son tan festivos como en La Plata, donde el muñequerío (21) te mantiene despierto hasta tarde.
