Picazón de arrepentido
Ayer domingo, mientras disfrutaba del solcito otoñal tirado sobre una loneta en el parque, tuve una experiencia horrible.
Casi dormido percibo que una cosquilla pequeña y casi imperceptible recorre por mi tobillo suavemente. Confiado en que tal vez un pastito un poco largo estuviera contactando con la zona, me mantuve extendido y relajado. Pero, tuve una sensación de desconfianza a la naturaleza, ya que el cosquilleo cambiaba de rumbo ascendiendo hacia mi rodilla izquierda.
De cualquier modo, me mantuve con los ojos cerrados para mantener ese bello estado de descanso. Decidí girarme y frotar la rodilla con la colcha apretándola contra el suelo para que desapareciera ese cosquilleo persistente. Unos instantes después sentí que aquella molestia había desaparecido, por lo que me reacomodé para seguir en mi descanso merecido luego de una semana de mucho trajín.
Lamentablemente ocurrió lo que no hubiera deseado y ahora estoy arrepentido.
Sentí una fuerte picazón en la rodilla involucrada y me levanté sorpresivamente para ver de qué se trataba. Una hormiga negra estaba prendida a mi piel como una garrapata y lo primero que atiné fue a pegarle un cachetazo para que volara. Y así fue. Cayó sobre mi cobija e intentó correr caminado, cosa que evité poniéndole un pie encima aplastándola. Hice presión para que muriera asfixiada de este modo y no picará nunca más. Levanté mi pie para verla y se retorcía como una lombriz sacada de la tierra. Con mi puño le pegué tres veces hasta que se quedó completamente quieta. Luego para asegurarme tomé del suelo una rama y empujé a la hormiga hasta lo más profundo que pude en la tierra. Acto seguido, saqué la rama y tiré en el agujero agua caliente que tenía en el termo para mi merienda. Y luego de ahogarla y quemarla, arrojé tierra para sepultarla, no sin antes pisar el lugar y poner un cascote presionado para que no pudiera escaparse.
Me sentí por un momento poderoso sin darme cuenta que había un montón de personas viendo mi accionar en medio de los insultos que le profería al insecto que me acababa de picar.
Esas personas empezaron a alejarse, a dejarme solo con mi odio.
Hoy estoy arrepentido y para consolarme me digo, bueno era una hormiga.
Pero luego de encontrarme con un abuelo vecino al que le conté lo sucedido me dijo:
-Tal vez te hayas acostado interrumpiendo su camino de regreso. Aunque lo más grave es que has perdido el equilibrio…
elduendeoscar
Luego de leer muros con mucho odio sobre la legitimidad de defenderse ante un acto delictivo en Facebook, 18 de setiembre de 2016. En LCDO